sábado, 15 de diciembre de 2012

Carta de Henry Miller a Anaïs Nin




Mi Querida Anaïs,

¿Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en las sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte. Nunca me amaste o me amaste demasiado o me admiraste como la niña que toma una lente y se pone a ver cómo marchan las hormigas y cómo, en un esfuerzo incasable y lleno de fatiga, cargan enormes migajas de pan. Qué son aquellas noches lluviosas en medio de la cama de un hotel. Qué el recuerdo de nuestros pasos por la calle, en el teatro o en la sala de conciertos. Qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de June y de mis amantes.

Anaïs, no creo que nadie haya sido tan feliz como lo fuimos nosotros. No creo que exista en la historia del hombre y de la mujer un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos delineados en negro; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. El recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. El recuerdo de tu diario rojo que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. Te deseo. Te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos y la gran dama con el fuego en la mano derecha.

Mi querida Anaïs, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de sal nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando June se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. Adiós, Anaïs, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. Adiós,

Henry

Tito Maccio Plauto.- Asinaria (Homo Homini lupus)




"Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit."

Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro



A pesar del brillante escaparate
con que el hombre reviste su bajeza,
se presienten detrás de su corteza
los impulsos primarios del primate.

Aunque se infle de orgullo y se remate
con un halo honorable de grandeza,
una bestia será si, en su cabeza,
no relumbra una luz que lo rescate.

"Racional" se apellida si razona...
y "animal", así a secas, es su nombre
si no alcanza la talla de persona.

Matará por matar...Nadie se asombre
si sus artes de muerte perfecciona
porque el hombre es un lobo para el hombre

Imagen: Salvador Dalí.- Premonición de Guerra Civil

Las casas Hundertwasser.- Darmstadt, Alemania




Die Waldspirale, que podemos traducir como “la espiral arbolada o forestal”, es un complejo residencial situado en Darmstadt, Alemania, levantado durante la década de los noventa y terminado en el año 2000.

El diseño es obra del artista, escultor y pintor Friedensreich Hundertwasser, fue planificado por el arquitecto Heinz M. Springmann y construido por la compañía Bauverein Darmstadt, entre los años 1998 y 2000.

Se trata de un edificio de arquitectura singular, ondeante, con reminiscencias de Gaudí, pero influenciado por los desaparecidos Jardines colgantes de Babilonia.


Un ejemplo fabuloso que aúna estilo y funcionalidad, pues el edificio es una obra de uso residencial: 105 apartamentos, un quiosco, café y bar, que se encuentran en la parte más alta de la espiral, constituyen este edificio, junto a los patios de recreo para niños.

También aúna arquitectura y ecología, pues la vegetación está presente en la estructura dejando espacios verdes. Es una atracción del barrio Bürgerpark, en la periferia del centro urbano.



El Waldspirale es una composición asimétrica, donde observamos ventanas de diferentes tamaños y sin fachada única, lo cual ofrece una belleza singular desde cualquier ángulo.

Las cúpulas, las irregularidades y los colores diseminados por la construcción le dan un carácter anárquico pero a la vez el edificio goza de cierta armonía.