lunes, 14 de enero de 2013

José Saramago.- La Caverna (fragmentos)




“…las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa, A no ser, A no ser, qué, A no ser que esos tales ríos no tengan dos orillas sino muchas, que cada persona que lee sea, ella, su propia orilla, y que sea suya y sólo suya la orilla a la que tendrá que llegar,…”


“Conozco esas lágrimas que no caen y se consumen en los ojos, conozco ese dolor feliz, esa especie de felicidad dolorosa, ese ser y no ser, ese tener y no tener, ese querer y no poder”

“Es con lo que es con lo que tenemos que vivir, no con lo que sería o podría haber sido… pero nací con una cabeza que sufre la incurable enfermedad de justamente preocuparse con lo que sería o podría haber sido.”

“Se dice que el tiempo lo cura todo; no vivimos bastante para hacer esa prueba.”


“Los momentos no llegan nunca ni tarde ni pronto, llegan a su hora, no a la nuestra, no tenemos que agradecerles las coincidencias, cuando ocurran, entre lo que ellos proponían y lo que nosotros necesitábamos.”

“Viví, miré, leí, sentí, Qué hace ahí el leer, Leyendo se acaba sabiendo casi todo, Yo también leo, Por tanto algo sabrás, Ahora ya no estoy tan segura, Entonces tendrás que leer de otra manera, Cómo, No sirve la misma forma para todos, cada uno inventa la suya, la suya propia…”

Imagen: Saramago, por Daniel Mordzinski

Marcel Proust y Chopin


MARCEL PROUST
CHOPIN

Chopin, mar de suspiros, lágrimas y sollozos
que cruzan mariposas volando sin posarse,
jugando en la tristeza o bailando en las olas.
Sueñes, ames o sufras, llores, calmes o acunes,
siempre haces deslizar entre cada dolor
el olvido fugaz, dulce, de tu capricho,
como las mariposas vuelan de flor en flor.
Tu alegría es entonces cómplice de tu pena:
un torbellino aumenta la ardiente sed de lágrimas.
Pálido camarada de la luna y las aguas,
desesperado príncipe, gran señor traicionado,
bello cuanto más lívido, todavía te exalta
ese sol que ha inundado tu habitación de enfermo
que llora al sonreír y que sufre al mirar...
¡Sonrisa de tristeza, lágrimas de esperanza!


Y ahora solo quedaría leerlo mientras se escucha el nocturno de Chopin que os dejo a continuación. En este caso el nocturno nº 20 en las maravillosas manos de la pianista Valentina Lisitsa:
 

Nocturno nº 20 - Chopin - Valentina Lisitsa



 




 

Poema ¿Y ahora qué? de WIlliam Butler Yeats




En la escuela imaginaron sus camaradas preferidos
Que llegaría a ser hombre famoso:
Él también lo pensaba y respetó las reglas,
Sus veinte años de labor repletos:
"¿Y ahora qué?", cantaba el fantasma de Platón. "¿Y ahora qué?"

Todo lo que escribió fue leído,
Y ganó después de algunos años
Dinero suficiente para lo necesario,
Amigos que han sido verdaderos amigos;
"¿Y ahora qué?", cantaba el fantasma de Platón. "¿Y ahora qué?"

Sus sueños más felices se realizaron:
Una casita antigua, mujer, hija e hijo,
Tierras donde crecían ciruelos y repollos,
Poetas y personas de ingenio se agrupaban en su entorno;
"¿Y ahora qué?", cantaba el fantasma de Platón. "¿Y ahora qué?"

"La obra está terminada", pensó ya de anciano,
"De acuerdo con mis planes juveniles;
Y que rabien los necios, yo en nada me desvié,
Algo llevé a la perfección";
Pero aún más fuerte cantó el fantasma: "¿Y ahora qué?"

William Butler Yeats (Dublín, 13 de junio de 1865 - Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 28 de enero de 1939) fue un poeta y dramaturgo irlandés. Envuelto en un halo de misticismo, Yeats ha sido una de las figuras más representativas del renacimiento literario irlandés y fue uno de los fundadores del Abbey Theatre. También ejerció como senador. Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1923.

La foto, como bien nos apunta el amigo Samuel Ramírez Hernández, es de Edward Steichen.